Aquí está la cosa sobre Hazel: Casi todo el mundo está obsesionado dejar una huella en el mundo. Dejar un legado, vencer a la muerte. Todos queremos ser recordados. Yo también lo quiero. Eso es lo que más me molesta, ser otra víctima olvidada y sin gloria de la antigua guerra contrala enfermedad.
Bien, tal vez, no soy un escritor de mierda. Pero no puedo poner todas mis ideas juntas, Van Houten. Mis pensamientos son estrellas que no puedo unir en constelaciones.
Somos como un montón de perros rociando las bocas de incendio. Envenenamos el agua subterránea con nuestra orina tóxica, marcando todo con MIO en un intento ridículo por sobrevivir a nuestras muertes. No puedo parar de mear en las bocas de incendio. Sé que es tonto e inútil en mi estado actual, pero soy un animal como cualquier otro.
Hazel es diferente. Ella camina ligera, viejo… Camina ligera sobre la tierra. Hazel sabe la verdad: Somos tan propensos a dañar el universo como lo somos para ayudarlo, y no estamos dispuestos a hacer lo uno o lo otro.
La gente dirá que es triste que ella deje una cicatriz menor, que pocos la recordarán, que fue amada profundamente, pero no ampliamente. Pero no es triste, Van Houten. Es triunfante. Es heroico. ¿Ese no es el verdadero heroísmo? Como los doctores dicen: Primero, no hacer daño.
De todas formas los héroes reales son las personas haciendo cosas; los héroes reales son las personas NOTANDO las cosas, prestando atención. El hombre que inventó la vacuna contra la viruela actualmente no inventó algo. Simplemente se dio cuenta que a las personas con viruela bovina no les daba viruela.
Hazel sabe la verdad. Ella no quería un millón de admiradores. Solo quería uno. Y lo tuvo.
Quizá no la amé mucho tiempo, pero sí profundamente. ¿No es más de lo que la mayoría logramos tener?
Después de mi estudio PET me metí dentro de la UCI y la vi mientras estaba inconsciente. Y sólo camine detrás de una enfermera con una placa y fui me senté a su lado como por diez minutos antes de que me atraparan.
Realmente pensé que iba a morir antes de que pudiera decirle que yo también iba a morir. Fue brutal; la incesante y mecanizada plática de los cuidados intensivos. Ella tenía esa agua de cáncer oscura que goteaba de su pecho. Ojos cerrados. Intubada. La piel pálida. Pero su mano era aún su mano, todavía caliente y sus uñas pintadas con ese barniz casi negro azul oscuro y solo sostuve su mano y trate de imaginar el mundo sin nosotros, y lo vacío que estaría. Por un segundo fui una persona lo suficiente buena para esperar que ella muriera, así nunca se enteraria que yo también iba a morir. Pero entonces quería más tiempo para que pudiéramos enamorarnos. Tuve mi deseo, supongo… Deje mi cicatriz.
Un enfermero vino y me dijo que me tenía que ir, que los visitantes no estaban permitidos, y le pregunté si ella iba a estar bien, y el chico dijo: “Ella sigue enfrentándose al agua” Una bendición del desierto, una maldición del océano.
Ella es muy hermosa. Uno no se cansa de mirarla. No te preocupa si es más lista que tú, porque sabes que lo es. Es graciosa, pero jamás es cruel. La amo. Vaya que la amo. Soy muy afortunado por amarla, Van Houten. No puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo pero sí eliges quién te lo hace. Y me gustan mis elecciones. Espero que a ella le gusten las suyas.
¿Okay, Hazel Grace?
- Okay.
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