En ocasiones las palabras sobran y el
conocimiento no es capaz de entender lo que sucede ante nuestros ojos.
La frase inicial de este artículo es un claro ejemplo de que hay veces que las circunstancias nos desbordan y no somos capaces de afrontarlas como deberíamos o como creemos que deberíamos.
La frase inicial de este artículo es un claro ejemplo de que hay veces que las circunstancias nos desbordan y no somos capaces de afrontarlas como deberíamos o como creemos que deberíamos.
Las tragedias son esos momentos en los que pensar en positivo nos pueden salvar la vida
y, aunque jamás se podrá comparar con lo acontecido en Nueva York aquel
fatídico 11 de septiembre, cada día vivimos situaciones trágicas que
nos empujan por el mal camino.
El dinero es importante para la
supervivencia, los familiares pueden echarte un cable en momentos
difíciles, el amor te ayuda a mitigar los daños, las amistades pueden
ser una salida (o no), pero hay algo que jamás podrás dejar de lado y
que siempre estará contigo. En los momentos buenos y malos, en los que
apetece y en los que no, siempre hay algo que será inseparable de ti… tú
mismo.
Teniendo en cuenta que tú siempre estarás
contigo mismo creo que deberías replantearte algunas cosas y ponerte el
primero de tu lista, por delante de todos esos seres queridos que
(falsamente crees) sin ellos no podrías vivir. Lo que está claro es que
si no te tienes a ti no puedes tener a nadie, pero tú siempre debes ser el primero para ti. No hablo de egoismo, hablo de optimismo. Debes cuidar de ti mismo en todos los sentidos, pero potenciar el OPTIMISMO puede ser una muy buena forma de salir adelante y seguir peleando por tus hijos, pareja, familia, amigos, etc.
Y permíteme contarte un secreto… si vives la vida con optimismo corres el riesgo de SER FELIZ.
¿Te animas a ser feliz?